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Memoria del Foro Comunitario Chiapas 2009: Hacia una agenda nacional de la sociedad civil compromiso para la acción / coautores: Rolando Tinoco Ojanguren, María Eugenia Martínez Hernández

Tinoco Ojanguren, Rolando, 1962-2023 [autor] | Martínez Hernández, María Eugenia [autora].
Tipo de material: Libro
 en línea Libro en línea Editor: Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: [El Colegio de La Frontera Sur] [Centro de investigaciones en Salud de Comitán], 2010Descripción: 82 páginas.Tipo de contenido: Texto Tipo de medio: Computadora Tipo de portador: Recurso en líneaTema(s): Virus de inmunodeficiencia humana | Síndrome de inmunodeficiencia adquirida | Derechos humanos | Organizaciones no gubernamentales | Participación social | Derechos sexuales | Migración | Vulnerabilidad socialTema(s) en inglés: Human immunodeficiency viruses | Acquired immune deficiency syndrome | Human rights | Non-governmental organizations |0 sh 86007360 | Social participation | Sex and law | Migration | Social vulnerabilityDescriptor(es) geográficos: México Nota de acceso: Disponible para usuarios de ECOSUR con su clave de acceso Número de sistema: 37560Resumen:
Español

A todas las escalas (mundial, nacional, local) los avances en la prevención y control del VIH y sida no habrían sido posibles sin la participación de la sociedad civil organizada. Los costos y consecuencias sociales que ha implicado la pandemia del VIH y sida han generado que personas que viven con el virus y grupos sociales, se organicen para dar una respuesta ante el lento avance gubernamental, así como exigir la atención médica con calidad y confidencial, los tratamientos antirretrovirales, el respeto de los derechos humanos y la lucha contra el estigma, la discriminación y la homofobia. "Los esfuerzos de prevención del sida realizados hasta la fecha confirman que las OSC y las organizaciones basadas en la comunidad desempeñan una función cardinal en la prevención, el control y el tratamiento de esta enfermedad. Estas organizaciones fueron, además, las primeras en dar respuesta a la epidemia causada por el virus de la inmunodeficiencia humana, tanto en países industrializados como en desarrollo, aunque en menor medida en estos últimos." (Dickson, 1997:327)1 Juan Jacobo Hernández documentaba en 1995 que la confirmación de una respuesta organizada en México frente al VIH, se remonta a 1983 e inicia con grupos gay ya organizados. La improvisación y el voluntarismo fueron algunas de las limitantes de estas organizaciones, pero también lo fueron el entusiasmo y el sacrificio, la solidaridad y la lucha contra la discriminación. También son organizaciones comprometidas con los derechos humanos, la diversidad sexual y el feminismo, por lo que nos invita a no confundirlas con las organizaciones de derecha. Desde ese entonces pareciera que las acciones institucionales han sido de tipo impositivo y restrictivo, que se han concentrado en la atención (casi nunca de calidad) médica y el control epidemiológico focalizado, dejando de lado los determinantes sociales y culturales. La lucha contra el estigma y el respeto a los derechos humanos se ha dado desde las organizaciones. Estableció que: "
.la situación {el contexto nacional en 1995} sugiere la necesidad de crear un espacio de encuentro donde las OSC puedan articular, así sea mínimamente, una estrategia de enlace y de intercambio de información que busque promover acciones agrupadas" (p 658). Preveía que mediante la articulación y un sentido de pertenencia, se podría llegar a una organización nacional2. En México, las reuniones de organizaciones de la sociedad civil se vienen realizando desde hace muchos años. Algunas veces bajo el formato de encuentros de organizaciones de la sociedad civil, redes y coaliciones o Encuentros de Personas que viven con VIH, pero generalmente como una mezcla de todo. Tales encuentros se han encaminado a establecer acuerdos y posicionamientos comunes para la incidencia política, la movilización comunitaria, el activismo, el incremento de habilidades y la coordinación con la institucionalidad. Una de las modalidades más aceptadas e incluyentes de encuentro de la sociedad civil organizada han sido los Foros Comunitarios. Estos se entienden como un espacio autónomo que se sitúa dentro del contexto de los Congresos Nacionales de SIDA e ITS en México. Ha habido dos Foros Comunitarios previos al de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. El primer Foro Comunitario se llevó a cabo en el puerto de Veracruz en Noviembre de 2002. Durante el Congreso de Oaxaca (en Noviembre de 2005) se optó, más que por un foro comunitario, por el Foro de Activistas en Tratamientos de América del Norte (NATAF, por sus siglas en inglés). El segundo Foro Comunitario se llevó a cabo en León, Guanajuato en 2007. Este último se caracterizó por su enfoque de diagnóstico de la situación de las organizaciones y el fortalecimiento de habilidades, con miras a participación en la Conferencia Internacional de SIDA 2008.

A pesar de que el activismo social y político frente al VIH se ha ampliado a todos los rincones del país, aún no se tiene una sólida articulación de las diversas formas de enfrentar la pandemia y sus consecuencias. Se sigue privilegiando un enfoque de corto plazo y de escala local. Se ha dejado en manos de la institucionalidad oficial la respuesta integral, quedando la sociedad civil organizada como contestataria/reactiva frente a la constante violación de los derechos humanos o como receptora/instrumentadora de los escasos financiamientos para intervenciones puntuales. La democratización y la participación social exigen a los gobiernos la inclusión -como participantes de pleno derecho - de las OSC y las organizaciones comunitarias en todas las etapas del diseño de políticas públicas, su planificación, seguimiento y evaluación3. Pero también existe el riesgo de acabar provocando la retirada del Estado de los programas sociales. Por lo que como organizaciones de la sociedad civil no debemos pretender ocupar las funciones que incumben al Estado4. Lo ideal es construir una interface entre la sociedad civil organizada y el gobierno. Esta interface puede estar mediada por una serie de objetivos y acciones estratégicos surgidos del trabajo colectivo dentro del III Foro Comunitario. Deseamos conjuntar las lecciones y desafíos de foros pasados, asumiendo que el siguiente paso sea revitalizar las acciones del activismo comunitario para la construcción de una Agenda Nacional, en un escenario de crecimiento de la DEMANDA y de una recesión en la distribución del FINANCIAMIENTO, que como es bien sabido, nos afecta de manera particular; en muchos casos invisibilizada a pesar de las altas prevalencias en las poblaciones claves marginadas y vulnerables.

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A todas las escalas (mundial, nacional, local) los avances en la prevención y control del VIH y sida no habrían sido posibles sin la participación de la sociedad civil organizada. Los costos y consecuencias sociales que ha implicado la pandemia del VIH y sida han generado que personas que viven con el virus y grupos sociales, se organicen para dar una respuesta ante el lento avance gubernamental, así como exigir la atención médica con calidad y confidencial, los tratamientos antirretrovirales, el respeto de los derechos humanos y la lucha contra el estigma, la discriminación y la homofobia. "Los esfuerzos de prevención del sida realizados hasta la fecha confirman que las OSC y las organizaciones basadas en la comunidad desempeñan una función cardinal en la prevención, el control y el tratamiento de esta enfermedad. Estas organizaciones fueron, además, las primeras en dar respuesta a la epidemia causada por el virus de la inmunodeficiencia humana, tanto en países industrializados como en desarrollo, aunque en menor medida en estos últimos." (Dickson, 1997:327)1 Juan Jacobo Hernández documentaba en 1995 que la confirmación de una respuesta organizada en México frente al VIH, se remonta a 1983 e inicia con grupos gay ya organizados. La improvisación y el voluntarismo fueron algunas de las limitantes de estas organizaciones, pero también lo fueron el entusiasmo y el sacrificio, la solidaridad y la lucha contra la discriminación. También son organizaciones comprometidas con los derechos humanos, la diversidad sexual y el feminismo, por lo que nos invita a no confundirlas con las organizaciones de derecha. Desde ese entonces pareciera que las acciones institucionales han sido de tipo impositivo y restrictivo, que se han concentrado en la atención (casi nunca de calidad) médica y el control epidemiológico focalizado, dejando de lado los determinantes sociales y culturales. La lucha contra el estigma y el respeto a los derechos humanos se ha dado desde las organizaciones. Estableció que: "...la situación {el contexto nacional en 1995} sugiere la necesidad de crear un espacio de encuentro donde las OSC puedan articular, así sea mínimamente, una estrategia de enlace y de intercambio de información que busque promover acciones agrupadas" (p 658). Preveía que mediante la articulación y un sentido de pertenencia, se podría llegar a una organización nacional2. En México, las reuniones de organizaciones de la sociedad civil se vienen realizando desde hace muchos años. Algunas veces bajo el formato de encuentros de organizaciones de la sociedad civil, redes y coaliciones o Encuentros de Personas que viven con VIH, pero generalmente como una mezcla de todo. Tales encuentros se han encaminado a establecer acuerdos y posicionamientos comunes para la incidencia política, la movilización comunitaria, el activismo, el incremento de habilidades y la coordinación con la institucionalidad. Una de las modalidades más aceptadas e incluyentes de encuentro de la sociedad civil organizada han sido los Foros Comunitarios. Estos se entienden como un espacio autónomo que se sitúa dentro del contexto de los Congresos Nacionales de SIDA e ITS en México. Ha habido dos Foros Comunitarios previos al de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. El primer Foro Comunitario se llevó a cabo en el puerto de Veracruz en Noviembre de 2002. Durante el Congreso de Oaxaca (en Noviembre de 2005) se optó, más que por un foro comunitario, por el Foro de Activistas en Tratamientos de América del Norte (NATAF, por sus siglas en inglés). El segundo Foro Comunitario se llevó a cabo en León, Guanajuato en 2007. Este último se caracterizó por su enfoque de diagnóstico de la situación de las organizaciones y el fortalecimiento de habilidades, con miras a participación en la Conferencia Internacional de SIDA 2008. spa

A pesar de que el activismo social y político frente al VIH se ha ampliado a todos los rincones del país, aún no se tiene una sólida articulación de las diversas formas de enfrentar la pandemia y sus consecuencias. Se sigue privilegiando un enfoque de corto plazo y de escala local. Se ha dejado en manos de la institucionalidad oficial la respuesta integral, quedando la sociedad civil organizada como contestataria/reactiva frente a la constante violación de los derechos humanos o como receptora/instrumentadora de los escasos financiamientos para intervenciones puntuales. La democratización y la participación social exigen a los gobiernos la inclusión -como participantes de pleno derecho - de las OSC y las organizaciones comunitarias en todas las etapas del diseño de políticas públicas, su planificación, seguimiento y evaluación3. Pero también existe el riesgo de acabar provocando la retirada del Estado de los programas sociales. Por lo que como organizaciones de la sociedad civil no debemos pretender ocupar las funciones que incumben al Estado4. Lo ideal es construir una interface entre la sociedad civil organizada y el gobierno. Esta interface puede estar mediada por una serie de objetivos y acciones estratégicos surgidos del trabajo colectivo dentro del III Foro Comunitario. Deseamos conjuntar las lecciones y desafíos de foros pasados, asumiendo que el siguiente paso sea revitalizar las acciones del activismo comunitario para la construcción de una Agenda Nacional, en un escenario de crecimiento de la DEMANDA y de una recesión en la distribución del FINANCIAMIENTO, que como es bien sabido, nos afecta de manera particular; en muchos casos invisibilizada a pesar de las altas prevalencias en las poblaciones claves marginadas y vulnerables. spa

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