El Salvador : evaluación del terremoto del martes 13 de febrero de 2001 (Addendum al documento de evaluación del terremoto del 13 de enero)
Tipo de material:
Libro
en línea Idioma: Español Analíticas: Mostrar analíticasDetalles de publicación: Sin lugar Naciones Unidas Comisión Económica para América Latina y el Caribe 2001Descripción: x, 53 páginas fotografías, mapasTipo de contenido: - Texto
- Computadora
- Recurso en línea
| Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Estado | Código de barras | |
|---|---|---|---|---|---|
| Libros | Biblioteca Electrónica Recursos en línea (RE) | Acervo General | Recurso digital | ECO400438239575 |
Acceso en línea sin restricciones
El martes 13 de febrero de 2001, cuando aún no había sido concluida la evaluación del terremoto del 13 de enero, el país fue sacudido por un nuevo evento con consecuencias catastróficas. Ante este nuevo desastre el Gobierno de El Salvador solicitó a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) llevar a cabo una valoración del mismo, complementaria de la anterior, y que se incorpora como addendum al documento que presenta los resultados de los daños socioeconómicos y ambientales del primero. Esta evaluación, complementaria, busca valorar el efecto adicional, nuevo, imputable al terremoto de gran magnitud ocurrido el martes 13 de febrero. Así, las cifras de daños sobre el primer evento son adicionales a la cuantificación inicial cerrada el 31 de enero. Esta valoración recoge la información disponible hasta la fecha de este informe y, en algunos casos, se incorporan los efectos de las réplicas recientes. Al efecto se realizó una segunda misión en la que se contó con el apoyo de las autoridades nacionales y a la cual contribuyeron, en coordinación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y junto a la CEPAL, otras agencias del sistema de las Naciones Unidas e instituciones regionales centroamericanas. La sucesión atípica de terremotos que ha ocurrido en El Salvador ha involucrado fracturas en las dos placas tectónicas que afectan al país (Cocos y Caribe), habiendo ocurrido el de mayor magnitud (el del 13 de enero) en la placa de Cocos. El segundo evento, en cambio, fue un fuerte sismo que tuvo origen en la placa del Caribe. Se debió al deslizamiento de fallas locales, originada probablemente por los esfuerzos de subducción de la placa del Caribe sobre la de Cocos. Al ocurrir un fuerte terremoto en una placa se originan cambios importantes en los esfuerzos que se producen en la otra, lo que ocasiona réplicas. Sin embargo, en este caso no existe duda acerca de que el segundo evento pueda ser una réplica del primero, por cuanto su epicentro estuvo ubicado a una distancia de cerca de 85 kilómetros del primero y porque su hipocentro estuvo ubicado unos 30 kilómetros más superficialmente. Se trata, por lo tanto, de eventos que ocurrieron en placas distintas, pero que están relacionados el uno con el otro al suceder como parte de una secuencia sísmica regional. A las 844 muertes que debieron lamentarse como consecuencia del primer terremoto, se sumaron en esta segunda ocasión 315, de niñas y niños en una elevada proporción. Más de la mitad de estas muertes (165) se concentraron en Cuscatlán y la cuarta parte (87) en San Vicente. El número total de población herida fue de 3,300, frente a los 4,723 de un mes atrás. A ellos habría que adicionar 92 personas soterradas entre los escombros. Cabe enfatizar que, más allá de la población afectada primaria, la totalidad de la población salvadoreña ha quedado aún más alterada en su vida cotidiana por la persistencia de continuas réplicas de los sismos, algunas de considerable intensidad, después de este segundo evento del 13 de febrero. La ansiedad y el stress invaden a prácticamente toda la población, con efectos en su salud mental y su productividad. Estos sentimientos de otra forma los comparten también sus familiares en el exterior que incrementaron su apoyo afectivo y económico. El monto total de los daños y pérdidas ocasionados por el terremoto del martes 13 de febrero de 2001 ascendió a 348.5 millones de dólares. De ello, un 53% (185 millones) se refiere a daños directos, mientras que el 47% restante (163 millones) corresponde a pérdidas de tipo indirecto. Además, la mayor parte de los daños totales corresponden al sector privado (220 millones), en comparación con las del sector público (128 millones). Español
El mayor daño de este terremoto fue en la infraestructura física, equipamiento y existencias (53%), seguido por los mayores gastos y menores ingresos en la prestación de servicios (40%), y -en mucha menor medida- en producción (menos del 7%). Los principales sectores afectados fueron los sociales (el 42% del total), la infraestructura (21%), los productivos (18%), y el medio ambiente (10%). El cuadro resume los efectos acumulados de los dos terremotos en El Salvador: El monto total de los daños causados por este segundo terremoto (348.5 millones) aumenta en un 28% el daño ocasionado por el primero. Combinados, ambos sismos han ocasionado daños que representan un 12% del producto interno bruto (PIB) del país en el año precedente. Cabe considerar dicha cifra significativa. Más importante todavía resulta determinar la distribución geográfica del daño dentro del país, y su relación con la situación de desarrollo relativo de los habitantes de cada departamento afectado. Los mapas indican la distribución por departamentos del daño, con relación con el producto de cada uno de ellos como consecuencia del segundo terremoto y el efecto acumulado de los dos. El efecto -en términos de monto de daño por habitante de los departamentos afectados- de ambos terremotos Por otra parte, los daños totales del segundo sismo equivalen al 9.5% de las exportaciones, al 6.3% de las importaciones y al 8.3% de la formación bruta de capital fijo. En suma, los daños totales de ambos terremotos ascendieron al 43.5% de las exportaciones, 29.3% de las importaciones y 42.3% de la formación bruta de capital fijo. Estas cifras ponen de relieve los retos que enfrentarán tanto las finanzas públicas como el sector externo. La evaluación de los efectos macroeconómicos del segundo terremoto para el año 2001 se concentra en el impacto en el crecimiento, la inflación y el déficit tanto en la cuenta corriente de la balanza de pagos como en las finanzas públicas, partiendo de las mismas estimaciones consideradas en el documento sobre el desastre del 13 de enero. Se incorpora ahora una mención a las eventuales variaciones de la deuda pública a partir de la suscripción de nuevos préstamos de instituciones multilaterales para complementar la brecha fiscal que se ampliará a partir de la magnitud de los gastos de reconstrucción que se estiman en 336 millones de dólares para este evento que, sumados a los del sismo anterior, alcanzan 1,940 millones. Se considera, en este contexto, que habrán de realizarse inversiones anuales de 390 millones en promedio durante los próximos 5 años. Es decir, que el segundo terremoto vino a ejercer aún más presión en las finanzas públicas del gobierno y en la capacidad doméstica de ahorro e inversión. Este aumento significativo de los gastos de reconstrucción podrá realizarse en la medida en que logren movilizarse recursos externos en condiciones preferenciales, a través de préstamos otorgados principalmente por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Los costos de la reconstrucción superan -como se anotó- los 1,900 millones de dólares y esto agrava el desafío que ya planteaba el primer terremoto en términos de política económica. Se requiere obtener recursos adicionales para financiar el plan nacional de reconstrucción con una conducción adecuada de las finanzas públicas y al mismo tiempo, no generar riesgos adicionales de inestabilidad macroeconómica, mantener el nivel adecuado de reservas internacionales y el control sobre los costos asociados al servicio de la deuda; todo ello sin afectar negativamente la capacidad productiva y el empleo, ya dañados por los terremotos. Español
Dado que el segundo terremoto tuvo un impacto más localizado y menos extenso que el primero, la secuela en términos de empleo se relaciona más directamente con los daños de los sectores productivos, particularmente el pequeño y micro comercio de San Vicente, Cuscatlán y La Paz. Para este segundo terremoto y con información preliminar obtenida de diversas fuentes, se sostiene que el impacto fue mucho menor en los sectores agrícola y de maquila y se concentró en los sectores rurales y semiurbanos que utilizaban su casa como vivienda productiva. Cabe resaltar que -por el alto grado de participación de mujeres en estas actividades de empresa familiar, micro y pequeña empresa- la afectación en ellas será mayor. Este evento, tan cercano al primer terremoto, agravó consecuencias del primero, obliga a tomar nuevas medidas de emergencia e impone tareas de rehabilitación inmediata más costosas y complejas que deben ejecutarse antes del inicio de la temporada de lluvias (en el mes de mayo). Los daños estructurales, por una parte, agravaron e hicieron más complejas las respuestas necesarias - en particular en lo que se refiere a la carretera panamericana que afecta los flujos intracentroamericanos de bienes y personas-, y por otra crearon nuevas situaciones de vulnerabilidad. En particular el riesgo de aislamiento de comunidades rurales en la cordillera de la parte central del país ante nuevos deslizamientos y frente a la estación de lluvias reclamarán no sólo atención inmediata sino la búsqueda de vías alternativas frente a la eventualidad señalada. Los daños a la actividad productiva de pequeña y mediana escala reducirán la capacidad de recuperación del aparato productivo, deprimirán la demanda interna al incrementar la porción de la población salvadoreña que perdió su empleo, sus medios de trabajo y sus negocios. La elevada proporción de mujeres en las actividades comerciales, en microempresas urbanas y en servicios subraya la necesidad de formular proyectos específicos para ellas. La acumulación de los dos desastres ha afectado la capacidad de la sociedad y del gobierno de formular una estrategia global de respuesta. Si con el primer evento quedó evidenciado que esta capacidad de respuesta del país había sido rebasada por la gravedad, extensión y profundidad del daño ocasionado, el segundo imprime una mayor urgencia a la apelación del país para obtener el necesario complemento de recursos -adicionales, con un elevado porcentaje de concesionalidad- para poder enfrentar la doble reconstrucción que el terremoto del martes 13 de febrero ahora impone. Español